Licencia
Mil horas de angustia y espera
Mil horas de angustia y espera

Hoy, Martes 10 de Junio, está siendo un día larguísimo para mí. ¿Por qué? Porque hoy fui a sacar la licencia de conducir, sí, luego de 6 meses insufribles de espera que por una u otra trivialidad no podía rendir el examen; entre el asunto de la emancipación (Por la tardanza de la charla de mi mamá hacia mi papá), la mudanza, las vacaciones, todo...
La verdad, fue una experiencia realmente emocionante, linda aunque burocrática.
Sortié muchas pruebas, horas de espera, y el famoso de aquí para allá...
Todo comenzó, para darle un buen comienzo, ayer a la noche...
La verdad, fue una experiencia realmente emocionante, linda aunque burocrática.
Sortié muchas pruebas, horas de espera, y el famoso de aquí para allá...
Todo comenzó, para darle un buen comienzo, ayer a la noche...
Capítulo I: Sueño

Era cerca de la una de la mañana cuando decidí irme a dormir, pero entre tramoya más y tramoya menos, terminé acostándome cerca de la una y media, con muchos nervios porque a las 8:30 creía que debía estar saliendo hacia el municipio...
Vuelta aquí, vuelta allá, los párpados no se cerraban, costaba mucho, demasiado. Parecía que esas tres letritas, esas tres Zs, huyeran de mí, como si el hecho de que tuviera que estar descansado para dar el examen no existiese.
Fue entonces que dije... "Mah sí" y prendí la tele. Enganché una película realmente estúpida, la cual me consumió bastante tiempo y ni siquiera terminé de ver, porque me cansé. ¿Qué podía hacer? Lo más obvio: tratar de dormir. Junté mis párpados, y al poco rato, o al menos eso creo yo, escucho un "pi-pip" de un reloj, que me indicaba algo que temía... ¡Eran las 3!.
Sin embargo, luego de eso, sólo recuerdo vueltas, vueltas y más vueltas, aparte de algo de frío en la cara.
En un momento, entorné mis ojos y pude ver luz, mucha luz, una que no es típica de horas matutinas, a eso le respondí con prender la tele y corroborar mis sospechas... ¡Eran las 8:30!
Sorprendido por el silencio en el hogar, fui hasta la pieza de mi mamá y comprobé que estaba despierta, tranquila, desayunando.
- ¡¿No teníamos que salir 8:30?!- Le dije.
- No, 9:20 salíamos.
Con una mueca de cierta alegría, procedí a acostarme de vuelta, para prender la tele y ver dos programitas... Y después cambiarme.
Pero eso, ya es otro capítulo de este Martes 10 de Junio.
Inicié el susodicho trámite, luego de llegar mediante un viaje en el cual dejamos a mi prima en su escuela; digo "inicié" porque fui yo el que tuvo que estar ahí obligatoriamente, mi mamá y mi tía se quedaron para acompañarme. Tuve que marcar con una cruz todos los "no" de un ""examen"" físico y psíquico, para luego completar datos y comerme unos larguitos minutos de espera hacia el examen "físico" (El cual, se puede reemplazar por "Examen visual", ni siquiera te hacen nada físico, sólo cómo ves). Psíquico no tuve que hacer, y ahí tuve mucha suerte, no sólo por el tiempo que hubiese perdido de tener que hacerlo, sino también por lo que podría haber sucedido... Quizás ni me lo daban, ya saben cómo es el tema de mi locura.
Luego de eso, tuve que esperar a que cientos y cientos de segundos se acumulen para poder pagar el trámite; creyendo que así daba por cerrada una etapa. Pagado, me mandaron a sacar la foto, simple y rápido, pero el tiempo suficiente para notar que el fotógrafo del lugar se había tomado el lujo de fotografiarse con el Indio Solari, residente de Parque Leloir.
Me faltaba hacerme otro examen, el del Factor Sanguíneo... Así que, con la esperanza ilusa de ser llamado rápido, apoyé mis nalgas en un asiento...
Pasaba y pasaba el tiempo, hasta que decidí, imponente, ir a preguntar qué sucedía... No antes de ver algo: ver que a una persona que le hicieron el físico antes que yo estaba recibiendo un papel alargado, el cual estaba muy seguro que era la licencia sin plastificar ni juntar... Eso me había dado mucha energía para seguir, porque creía que lo tendría en el acto. En ese momento, escucho un fuerte "Leoni", vociferado por el Doctor del lugar, el que me extrajo algo de sangre para hacerme el ya mencionado análisis de factor. ¿Resultado? Nada nuevo, ya sabía que era A positivo.
Y luego, otra larga espera... Que dio pie a otro capítulo... El examen.

Era cerca de la una de la mañana cuando decidí irme a dormir, pero entre tramoya más y tramoya menos, terminé acostándome cerca de la una y media, con muchos nervios porque a las 8:30 creía que debía estar saliendo hacia el municipio...
Vuelta aquí, vuelta allá, los párpados no se cerraban, costaba mucho, demasiado. Parecía que esas tres letritas, esas tres Zs, huyeran de mí, como si el hecho de que tuviera que estar descansado para dar el examen no existiese.
Fue entonces que dije... "Mah sí" y prendí la tele. Enganché una película realmente estúpida, la cual me consumió bastante tiempo y ni siquiera terminé de ver, porque me cansé. ¿Qué podía hacer? Lo más obvio: tratar de dormir. Junté mis párpados, y al poco rato, o al menos eso creo yo, escucho un "pi-pip" de un reloj, que me indicaba algo que temía... ¡Eran las 3!.
Sin embargo, luego de eso, sólo recuerdo vueltas, vueltas y más vueltas, aparte de algo de frío en la cara.
En un momento, entorné mis ojos y pude ver luz, mucha luz, una que no es típica de horas matutinas, a eso le respondí con prender la tele y corroborar mis sospechas... ¡Eran las 8:30!
Sorprendido por el silencio en el hogar, fui hasta la pieza de mi mamá y comprobé que estaba despierta, tranquila, desayunando.
- ¡¿No teníamos que salir 8:30?!- Le dije.
- No, 9:20 salíamos.
Con una mueca de cierta alegría, procedí a acostarme de vuelta, para prender la tele y ver dos programitas... Y después cambiarme.
Pero eso, ya es otro capítulo de este Martes 10 de Junio.
Capítulo II: El trámite se hace pesadilla

Luego de eso, tuve que esperar a que cientos y cientos de segundos se acumulen para poder pagar el trámite; creyendo que así daba por cerrada una etapa. Pagado, me mandaron a sacar la foto, simple y rápido, pero el tiempo suficiente para notar que el fotógrafo del lugar se había tomado el lujo de fotografiarse con el Indio Solari, residente de Parque Leloir.
Me faltaba hacerme otro examen, el del Factor Sanguíneo... Así que, con la esperanza ilusa de ser llamado rápido, apoyé mis nalgas en un asiento...
Pasaba y pasaba el tiempo, hasta que decidí, imponente, ir a preguntar qué sucedía... No antes de ver algo: ver que a una persona que le hicieron el físico antes que yo estaba recibiendo un papel alargado, el cual estaba muy seguro que era la licencia sin plastificar ni juntar... Eso me había dado mucha energía para seguir, porque creía que lo tendría en el acto. En ese momento, escucho un fuerte "Leoni", vociferado por el Doctor del lugar, el que me extrajo algo de sangre para hacerme el ya mencionado análisis de factor. ¿Resultado? Nada nuevo, ya sabía que era A positivo.
Y luego, otra larga espera... Que dio pie a otro capítulo... El examen.
Capítulo III: El examen (1)
El esperado momento había llegado, un sujeto de tez oscura (Realmente oscura), de cabeza rapada y voz extraña (Que me hacía sospechar su argentinidad), portador de anteojos, me llamó por el nombre y me estrechó la mano, indicándome a dónde debía pasar. Asientos como los in
dicados en la imagen (No iguales, sino del estilo) eran los que, en estrechas filas, formaban el lugar donde se realizaba el examen teórico. Confiado como me encontraba, creía que nada me iba a detener, hasta que vi las preguntas... Dolorosamente desconocidas eran las respuestas; sólo pude armarme de una combinación peligrosa: la poca información y el chamuyo. Sin embargo, traté de apelar a otra técnica, la cual la gente denomina "copiarse", pero yo prefiero llamarla "adapatar la ideología, respuestas y conocimientos de quien te linda, a un lenguaje propio". Una chica bastante linda, la cual creía que rondaba mi edad, o la superaba. Sin embargo, ella poseía otra técnica, un Firewall, o, en este caso, un Hairwall, (Pared de pelos) la cual me impedía ver lo que escribía.
Estuve un buen rato tratando de robarle una respuesta, hasta que vi que dio vuelta la hoja, para seguir con la parte de atrás, y ahí tuve que valerme de mi facundidad (locuacidad... en otras palabras, chamuyo).
Inesperadamente mi sufrimiento fue cortado por unas mágicas palabras, pronunciadas en un tono bajo, para que no sean escuchadas por quien tomaba el teórico, el cual se encontraba ocupado haciéndole preguntas orales a alguien (A quien bochó); esas palabras fueron: "Shh, Che ¿Qué te falta? ¿En qué te quedaste?".
Ahí aproveché, y pude completar mucho, muchísimo con la ayuda de esta chica, que no sólo me pasaba las preguntas, sino que me las corregía y me contó qué tomaba después, en el oral, ya que ella había sido bochada una vez. Me comentó sobre su situación con respecto al registro, y blablarerías más, blablarerías menos, me confié y ni el nombre le pregunté, dejando pasar el tiempo. Un ángel, prácticamente.
Entonces, pasa ella, y aprueba. Cada segundo que pasaba, sentía como los jugos gástricos, ácidos por naturaleza, atacaban la pared de mi estómago al grito de "ESTÁS NERVIOSO".
Dolido, pasé yo. Ese fue el momento de mayor nervios de todo, todo el día. Preguntas más, preguntas menos, luego de unos largos y dolorosos minutos, pude aprobar.
El que corregía llamó a mi mamá para pedirle los papeles correspondientes, y luego de una charla de artículos 67s incisos cs, que poco me importaba, me dieron el permiso de dar el práctico.
Estaba tranquilo, demasiado tranquilo. No sé si lo estaba como quien está arriba del último tren a Londres, o como quien lo perdió, que se encontraba negado por su situación.
Sin embargo, sé que algo feliz estaba por lo que me había pasado, por aprobar el teórico gracias a esta chica registrosa (La cual constaba de unos disimulados 17 años, los cuales no aparentaba, positivamente).
Subí al auto, a mí auto, junto al inspector que vestía un buzo muy similar al Moreno Security System (Léase, el buzo de policía que tiene Santiago), teniendo una gran desgracia... El espacio entre los dos autos que encerraban al mío era mínima, inferor a los 60 reglamentarios cm. Maniobrar me costó demasiado, muchísimo, sin embargo pude salir casi sin tocar el auto de adelante. Creía que todo marchaba bien, chiste más, chiste menos, el ambiente no era tenso. Vueltita por aquí, vueltita por allá, di una amplia vuelta, en la cual me sentí el automovilista más groso del mundo, no por cómo manejaba, sino por manejar y estar a pocos minutos de poseer mi propia licencia... Frenaba bien, arrancaba bien, mucha felicidad.
Pero entonces, toda esa ilusión, esa credulidad, y esa habilidad para zafar se dieron contra la pared, o más explicitamente, contra la valla: tuve que estacionar el auto, algo que no pude hacer.
Sí, no pude estacionar el auto, y así como el auto no quedó donde debía, tampoco lo hice yo y mis sueños... Eso que estaba a sólo un paso de conseguir, se había ido...
Lo más doloroso, fue el "volvé en una semana", ahí fue cuando caí que había fallado mal. Inclusive cuando me decía "Mirá, necesitamos más práctica..." creí que iba a rematar con un final feliz con un "...así que práctica ahora que vas a tener el registro".
Fallé.
Sin embargo, acá estoy.
Esperando que sea martes, porque ahora no es que sé que voy a rendir bien, ahora VOY A RENDIR BIEN.
Para que este asunto de sacar el registro no sea más que una ilusión estival, y sea una realidad, algo tangible.
FiN (POR AHORA...)

Estuve un buen rato tratando de robarle una respuesta, hasta que vi que dio vuelta la hoja, para seguir con la parte de atrás, y ahí tuve que valerme de mi facundidad (locuacidad... en otras palabras, chamuyo).
Inesperadamente mi sufrimiento fue cortado por unas mágicas palabras, pronunciadas en un tono bajo, para que no sean escuchadas por quien tomaba el teórico, el cual se encontraba ocupado haciéndole preguntas orales a alguien (A quien bochó); esas palabras fueron: "Shh, Che ¿Qué te falta? ¿En qué te quedaste?".
Ahí aproveché, y pude completar mucho, muchísimo con la ayuda de esta chica, que no sólo me pasaba las preguntas, sino que me las corregía y me contó qué tomaba después, en el oral, ya que ella había sido bochada una vez. Me comentó sobre su situación con respecto al registro, y blablarerías más, blablarerías menos, me confié y ni el nombre le pregunté, dejando pasar el tiempo. Un ángel, prácticamente.
Entonces, pasa ella, y aprueba. Cada segundo que pasaba, sentía como los jugos gástricos, ácidos por naturaleza, atacaban la pared de mi estómago al grito de "ESTÁS NERVIOSO".
Dolido, pasé yo. Ese fue el momento de mayor nervios de todo, todo el día. Preguntas más, preguntas menos, luego de unos largos y dolorosos minutos, pude aprobar.
Capítulo III: El examen (2)
El que corregía llamó a mi mamá para pedirle los papeles correspondientes, y luego de una charla de artículos 67s incisos cs, que poco me importaba, me dieron el permiso de dar el práctico.
Estaba tranquilo, demasiado tranquilo. No sé si lo estaba como quien está arriba del último tren a Londres, o como quien lo perdió, que se encontraba negado por su situación.
Sin embargo, sé que algo feliz estaba por lo que me había pasado, por aprobar el teórico gracias a esta chica registrosa (La cual constaba de unos disimulados 17 años, los cuales no aparentaba, positivamente).
Subí al auto, a mí auto, junto al inspector que vestía un buzo muy similar al Moreno Security System (Léase, el buzo de policía que tiene Santiago), teniendo una gran desgracia... El espacio entre los dos autos que encerraban al mío era mínima, inferor a los 60 reglamentarios cm. Maniobrar me costó demasiado, muchísimo, sin embargo pude salir casi sin tocar el auto de adelante. Creía que todo marchaba bien, chiste más, chiste menos, el ambiente no era tenso. Vueltita por aquí, vueltita por allá, di una amplia vuelta, en la cual me sentí el automovilista más groso del mundo, no por cómo manejaba, sino por manejar y estar a pocos minutos de poseer mi propia licencia... Frenaba bien, arrancaba bien, mucha felicidad.
Pero entonces, toda esa ilusión, esa credulidad, y esa habilidad para zafar se dieron contra la pared, o más explicitamente, contra la valla: tuve que estacionar el auto, algo que no pude hacer.
Sí, no pude estacionar el auto, y así como el auto no quedó donde debía, tampoco lo hice yo y mis sueños... Eso que estaba a sólo un paso de conseguir, se había ido...
Lo más doloroso, fue el "volvé en una semana", ahí fue cuando caí que había fallado mal. Inclusive cuando me decía "Mirá, necesitamos más práctica..." creí que iba a rematar con un final feliz con un "...así que práctica ahora que vas a tener el registro".
Fallé.
Sin embargo, acá estoy.
Esperando que sea martes, porque ahora no es que sé que voy a rendir bien, ahora VOY A RENDIR BIEN.
Para que este asunto de sacar el registro no sea más que una ilusión estival, y sea una realidad, algo tangible.
FiN (POR AHORA...)
3 comentarios:
Me dolió que no le hayas preguntado el fuckn nombre a la angelical figura que, cual guardiana de tus esperanzas, te facilito el avance a la última etapa...
mínimo msn xD
La semana que viene será...
....será tu condena porque nos vas a tener que pasar a buscar a uno y cada uno de los alumnos de tcp 6B por nuestras respectivas casas y llevarnos a la escuela
jajajaja suerte para el martes!
jajaja tal cual como dice shulii nos vas a buscar a cada uno a sus casas y desp y solo desp podras ir al cole xD jajaj
bueno,, tuvo muy entretenido de leer el post, es mas q lastima q no le preguntaste aunque sea el nombre, como dijo shulii, re wena onda! imaginate i no te decia nada :S .. lo importante es q ya lo sacas bolas!! ahora el martes tun tun tun tun tun tun tuuuuuuuuuuuuuuuuuuuun.. (diria demian) jeje..
un saludo facuuuu
besos
boludo,,
por primeraavez algo cotidiano se volvio emosionante frente a mis lectores ojos,,
la re adrenalina!*,,
peroo facu,,
quiieroo suponer que no le pregutastee el nombree,,
peroo el mail por lo menoos le sacaste!*,,
no me desepcionees facuu!
aajja
esperooo ansiosaa el final de esta temporada,,
despues supongo ue va a llegaar,,
"Facu y las locuras de un sabado por la noche"
jajaja
esaa es bueniisimaaa!*;,
besoo y esperamoos la segundaa partee de estaa historiia!*,
^^
mmmel*
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